martes, 24 de marzo de 2009

Un cuento fantástico de un humanista italiano: Poggio Bracciolini


Sin duda, lo que mejor se conoce de Poggio Bracciolini es su intensa búsqueda y rescate de documentos clásicos (le debemos el De rerum natura de Lucrecio). Como escritor, lo más famoso son las facecias, por su Liber Facetiarum. Tengo que admitir que algunas me parecen de excesivo contenido moral, pero es verdad que algunas son muy buenas, sobre todo para quien esté aprendiendo latín y quiera textos pequeños y no muy difíciles. Se puede encontrar el libro completo en esta dirección, que por cierto es una muy buena biblioteca.
Después de leer algunas, me encontré con ésta, cuyo argumento podría ser la base para una narración fantástica difícil de imaginarse como algo escrito por un humanista italiano del siglo XV: Aliud de monstro. Presento después mi propia traducción.

34

Aliud de monstro
De Poggio Bracciolini

Aliud insuper constat, allatam esse Ferrariam imaginem marini monstri nuper in littore Dalmatico inventi. Corpore erat humano umbilico tenus, deinceps piscis, ita ut inferior pars quae in piscem desinebat, esset bifurcata. Barba erat profusa, duobus tanquam cornibus super auriculas eminentibus, grossioribus mammis, ore lato, manibus quattuor tantum digitos habentibus, a manibus usque ad ascellam atque ad imum ventrem alae piscium protendebantur, quibus natabat. Captum hoc pacto ferebant. Erant complures foeminae juxta littus lavantes lineos pannos. Ad unam earum accedens piscis, ut aiunt, cibi causa, mulierem manibus apprehendens ad se trahere conatus est: illa reluctans (erat enim aqua modica), magno clamore auxilium caeterarum imploravit. Accurrentibus quinque numero, monstrum (neque enim in aquam regredi poterat) fustibus ac lapidibus perimunt: quod in littus abstractum, haud parvum terrorem aspicientibus praebuit. Erat corporis magnitudo paulo longior ampliorque forma hominis. Hanc ligneam ad nos Ferrariam usque delatam conspexi. Cibi gratia mulierem comprehensam argumento fuere pueri nonnulli, qui cum diversis temporibus ad littus lavandi causa accessissent, nusquam postea comperti sunt, quos postmodum ab eo monstro necatos captosque crediderunt.

El monstruo marino
Trad. de Joaquín Rodríguez Beltrán

Hay algo más que es bien sabido: que ha sido traída a Ferrara la forma de un monstruo marino encontrado hace poco en la costa de Dalmacia. Del ombligo hacia arriba parecía humano, y hacia abajo era como un pez con una parte inferior que se bifurcaba en dos extremidades. Tenía la barba abundante, dos cosas como cuernos que le sobresalían por arriba de las orejas, pechos prominentes, boca amplia, manos con tan sólo cuatro dedos; y desde las axilas hacia abajo, entre las manos y el vientre bajo, se extendían unas membranas de pez que le servían para nadar.
Referían la captura de este modo. Había junto a la costa una buena cantidad de mujeres lavando paños de lino y, según dicen, se acercó el pez a una de ellas con la intención de comérsela, el cual, aferrándola con las manos, trató de raptarla. Pero ella, mientras luchaba en el agua –que, a decir verdad, no era muy profunda–, imploró la ayuda de las demás armando un griterío. Acudieron al instante cinco de ellas y, el monstruo ya sin escapatoria, lo mataron con palos y piedras. Cuando lo vieron tendido en la playa, les produjo un terror extremo. Era más alto y corpulento que cualquier hombre. Yo mismo pude ver su cadáver, que nos habían llevado a Ferrara. A causa de este evento –el intento de captura de una mujer como alimento–, se cree que algunos jóvenes, desaparecidos en distintas ocasiones después de haber ido a la costa para lavar, fueron atrapados y devorados por aquél monstruo.


Sólo tengo que agregar que el final me pareció difícil de traducir. Por el contexto uno pensaría que se refiere solamente a muchachas, mujeres jóvenes, como las que fueron atrapadas; pero, puesto que sólo decía pueri, me decidí por darle el matiz impreciso, que hace pensar tanto en hombres como en mujeres.
De cualquier modo, es evidente que la historia hunde sus raíces en tradiciones populares del Mediterráneo. Aunque es claro su contraste en relación con la figura mítica de la sirena, que no empleaba nada de violencia sino sólo su canto, al mismo tiempo se puede notar que estos dos seres en el fondo querían lo mismo: arrastrar a las personas al agua. En el mar, escindidos como estaban, sólo una de sus dos partes podía tener comunicación con los de su especie, los peces; pero su otra parte, la humana, necesitaba algo más. De ahí que salieran a la superficie en busca de presas humanas. Uno se imagina, también, que es un monstruo porque no es nada de manera completa, por su condición híbrida. En verdad que lo que más nos asusta es lo que se parece a nosotros, lo humanoide; nos asusta menos lo que es totalmente distinto.
¿De verdad habrá visto Poggio la figura del monstruo o es sólo para darle fuerza a la narración?

No hay comentarios:

Publicar un comentario