miércoles, 24 de agosto de 2011

De una bestia casi fantástica del “Nuevo Mundo”

Hojeando ese monumental libro de Conrad Gessner de mediados del siglo XVI, me encontré algo referente a un supuesto animal de la zona de la Patagonia, esa tierra donde los europeos creyeron ver gigantes. Recuérdese, ante todo, que así como la alquimia y la química, o la astrología y la astronomía, tardaron bastante tiempo en separarse, así también ocurrió con la zoología y con lo que hoy se conoce como “criptozoología”, esa pseudociencia que ha abrevado tanto de los bestiarios medievales y que se esmera en proporcionarnos datos “fidedignos” de los unicornios o los duendes. Y es así como en aquel libro del famoso zoólogo suizo vemos que se entremezclan los animales más insólitos y fantásticos como anfibios o seres acuáticos de múltiples cabezas, con los animales más normales como caballos o perros.

De cualquier modo, la mera extrañeza ante la fauna americana era sin duda en aquellos tiempos un motor particularmente fuerte para que una mente europea plasmara ahí todas sus capacidades imaginativas, tomando aquí y allá relatos o informes de viajeros que lo veían todo bajo el lente de lo exótico o lo enteramente ajeno. Aquí está entonces sólo un ejemplo de toda esa maraña de elementos que han conformado esa noción de lo "éxótico” americano y que, de un modo u otro, persiste hasta la época de formas más sutiles, y por ello más peligrosas.

Por cierto, esto hay que decirlo: el animal que pongo a continuación es precisamente el que usó Gessner en la misma portada de algunas de las ediciones de aquel enorme libro, lo cual es particularmente revelador de la importancia que le dio. Yo no soy zoólogo, y a mí este animal no me parece similar a ningún otro que yo conozca, así que agradeceré los comentarios de cualquier experto en la materia para descifrar el problema de si hay detrás de ello alguna base científica y se trata de una especie que realmente existe o existió.

Conrad Gesneri, Historiae Animalium, Liber I, De quadrupedibus viviparis, p. 371.

Fiera del Nuevo Mundo según Gessner

De fera quadam Novi Orbis quae Su vocatur

Novi Orbis regionem quandam Gigantes (dicti lingua ipsorum Patagones) incolunt : et quoniam coelo non admodum calido fruuntur, vestiunt se pellibus animantis illius, quam Su apellant, id est, aquam ab eo nimirum, quod magna ex parte circa fluvios degat. Est autem omnino rapax haec fera, et formae monstrosae, qualem hic exhibeo. Cum a venatoribus urgetur, suae pellis gratia, catulos suos in dorsum admissos cauda ampla longaque tegit, et fuga elabitur. Itaque dolo scrobe effossa, et frondibus obtecta, una cum catulis capitur. Cum autem ita inclusam se videt, rabie quadam suos catulos obtruncat et occidit : et clamore horribili ipsos etiam ventores terret : a quibus tandem sagitis confossa excoriatur, (Andreas The Vetus cap. 56. Descriptionis Americanae.)

 

De una bestia del Nuevo Mundo llamada “su”.

(Traducción de Joaquín Rodríguez B.)

En una de las regiones del Nuevo Mundo habitan unos gigantes llamados “patagones” en su propia lengua, y puesto que no gozan en absoluto de un clima cálido, se visten con las pieles del animal que ellos llaman “su”, esto es, “agua”, sin duda por el hecho de que se pasa la mayor parte de su vida junto a los ríos. Pero es sumamente rapaz esta bestia, y de forma monstruosa, tal como aquí la muestro. Cuando la acosan los cazadores a causa de su piel, protege con su amplia y larga cola a sus crías puestas sobre su lomo, y se da a la fuga. Y así, una vez que han cavado un hoyo como trampa, y lo han cubierto de follaje, la atrapan junto con sus crías. Pero cuando se ve así atrapada, despedaza y mata con rabia a sus propias crías, y con un clamor horripilante aterroriza incluso a sus mismos cazadores, los cuales al final, una vez traspasada por las flechas, la despellejan. (Andreas The Vetus cap. 56. Descriptionis Americanae).