viernes, 1 de abril de 2011

¿Cómo hubiera respondido un intelectual del siglo V a la eterna pregunta del huevo o la gallina?

Un miembro como Macrobio de los círculos intelectuales de la Roma del siglo V, ante todo, hubiera tomado la pregunta como un juego, y ello en el sentido más positivo del término; es decir, un pretexto para practicar la reflexión por el mero hecho de hacerlo, sin buscar una respuesta definitiva y solo barajando las dos posibilidades. Es casi como tomar la  mente como músculo y no como un medio que, en tanto que tal, deberá revelarnos profundos Macrobiusarcanos.

En Macrobio, el juego retórico se excede a sí mismo. Y es que a partir del mero juego que se desata, Macrobio parece incuso llegar a ideas interesantes, ideas que después serían muy retomadas. Pongamos un ejemplo: ¿no es acaso la misma definición y la noción central del existencialismo, a saber, que la existencia precede a la esencia, un modo de responder a la eterna pregunta sobre el huevo o la gallina? Después de leer el siguiente pasaje de Macrobio, procedente de Las Saturnales, ¿no estarán ustedes de acuerdo conmigo en que aquí Sartre hubiera estado del lado de que el huevo es primero? Sartre hubiera dicho que la gallina esencial es posterior al huevo existencial.

¿Cuántas preguntas habrá que, como ésta, estamos enseñados a despreciar de antemano y que tal vez si nos sentáramos a reflexionar en ellas podrían llevarnos a alguna otra idea de interés? No lo sé. Pero sí sé que fue divertido traducir este pequeño pasaje. Pretende ser una pequeña contribución al notable hecho de que sea tan difícil conseguir en línea la obra de Macrobio traducida. Helo aquí, pertenece al famoso libro Las Saturnales:

Macrobio, Saturnalia, VII, 16, 1-14

1 Inter haec Euangelus gloriae Graecorum invidens et inludens: ‘Facessant’, ait, ‘haec quae inter vos in ostentationem loquacitatis agitantur: quin potius, si quid callet vestra sapientia, scire ex vobis volo, ovumne prius extiterit an gallina?’

2 ‘Inridere te putas’, Disarius ait, ‘et tamen quaestio quam movisti et inquisitu et scitu digna est. Iocum enim tibi de rei vilitate comparans consuluisti utrum prius gallina ex ovo an ovum ex gallina coeperit: sed hoc ita seriis inserendum est, ut de eo debeat vel anxie disputari. Et proferam quae in utramque partem mihi dicenda subvenient, relicturus tibi utrum eorum verius malis videri. 3 Si concedimus omnia quae sunt aliquando coepisse, ovum prius a natura factum iure aestimabitur. Semper enim quod incipit imperfectum adhuc et informe est et ad perfectionem sui per procedentis artis et temporis additamenta formatur: ergo natura fabricans avem ab informi rudimento coepit, et ovum, in quo necdum est species animalis, effecit: ex hoc perfectae avis species extitit procedente paulatim maturitatis effectu. 4 Deinde quicquid a natura variis ornatibus comptum est sine dubio coepit a simplici, et ita contextionis accessione variatum est: ergo ovum visu simplex et undique versum pari specie creatum est, et ex illo varietas ornatum quibus constat avis species absoluta est. 5 Nam sicut elementa prius extiterunt et ita reliqua corpora de commixtione eorum creata sunt: ita rationes seminales quae in ovo sunt, si venialis erit ista translatio, velut quaedam gallinae elementa credenda sunt. 6 Nec importune elementis, de quibus sunt omnia, ovum comparaverim: in omni enim genere animantium quae ex coitione nascuntur invenies ovum aliquorum esse principium instar elementi. Aut enim gradiuntur animantia aut serpunt aut nando volandove vivunt. 7 In gradientibus lacertae et similia ex ovis creantur: quae serpunt ovis nascuntur exordio: volantia universa de ovis prodeunt excepto uno quod incertae naturae est: nam vespertilio volat quidem pellitis alis, sed inter volantia non habendus est, quia quattuor pedibus graditur formatosque pullos parit et nutrit lacte quos generat: nantia paene omnia de ovis oriuntur generis sui, crocodilus vero etiam de testeis qualia sunt volantium. 8 Et, ne videar plus nimio extulisse ovum elementi vocabulo, consule initiatos sacris Liberi patris: in quibus hac veneratione ovum colitur, ut ex forma tereti ac paene sphaerali atque undique versum clausa et includente intra se vitam mundi simulachrum vocetur: mundum autem consensu omnium constat universitatis esse principium.

9 Prodeat qui priorem vult esse gallinam, et in haec verba temptet quod defendit adserere. Ovum rei cuius est nec initium nec finis est: nam initium est semen, finis avis ipsa formata, ovum vero digestio est seminis. Cum ergo semen animalis sit et ovum seminis, ovum ante animal esse non potuit, sicut non potest digestio cibi fieri antequam sit qui edit. 10 Et tale est dicere ovum ante gallinam factum ac si quis dicat matricem ante mulierem factam: et qui interrogat: Quemadmodum gallina sine ovo esse potuit? similis est interroganti quonam pacto homines facti sint ante pudenda de quibus homines procreantur. Unde sicut nemo recte dicet hominem seminis esse, sed semen hominis: ita nec ovi gallinam, sed ovum esse gallinae. 11 Deinde si concedamus ut ab adversa parte dictum est, haec quae sunt ex tempore aliquod sumpsisse principium, natura primum singula animalia perfecta formavit, deinde perpetuam legem dedit ut continuaretur procreatione successio. 12 Perfecta autem in exordio fieri potuisse testimonio sunt nunc quoque non pauca animantia quae de terra et imbre perfecta nascuntur, ut in Aegypto mures, ut aliis in locis ranae serpentesque et similia. Ova autem numquam de terra sunt procreata, quia in illis nulla perfectio est, natura vero perfecta format, et de perfectis ista procedunt, ut de integritate partes. 13 Nam ut concedam ova avium esse seminaria, videamus quid de semine ipso philosophorum definitio testatur, quae ita sancit: Semen est generatio ad eius ex quo est similitudinem pergens: non potest autem ad similitudinem pergi rei quae necdum est, sicut nec semen ex eo quod adhuc non subsistit emanat. 14 Ergo in primo rerum ortu intellegamus, cum ceteris animantibus quae solo semine nascuntur, de quibus non ambigitur quin prius fuerint quam semen suum, aves quoque opifice natura extitisse perfectas: et quia vis generandi inserta sit singulis, ab his iam procedere nascendi modos quos pro diversitate animantium natura variavit. Habes, Evangele, utrobique quod teneas, et dissimulata paulipser inrisione tecum delibera quid sequaris.’

 

¿El huevo o la gallina?

Pasaje de Las Saturnales de Macrobio, VII, 16, 1-14

Traducción de Joaquín Rodríguez Beltrán

 

Y en eso, Evangelo, envidioso por la gloria de los griegos y burlón, dice:

–Acábense esos asuntos que entre ustedes se persiguen para ostentar elocuencia. Más bien, si es tan diestra su sabiduría, quiero que me digan si surgió primero el huevo o la gallina.

–Crees que te burlas –dijo Disario– y sin embargo la cuestión que has planteado es digna tanto de inquirirse como de saberse. Pues haciendo un chiste acerca de un asunto tan vil, has preguntado si brotó primero la gallina del huevo, o el huevo de la gallina; pero esto a tal grado pertenece a los asuntos serios, que con un enorme afán debe discutirse acerca de ello. Y expondré qué cosas se me ocurre que se puedan decir a favor de ambas partes, dejándote a ti cuál de las dos prefieres tomar como más verdadera.

Si aceptamos que todas las cosas que existen alguna vez comenzaron, se pensará con razón que el huevo fue hecho antes por la naturaleza. Pues siempre lo que empieza es aún incompleto e informe, y se forma en su completitud a través de los añadidos de la práctica y el tiempo. Por lo que la naturaleza, al fabricar al ave, comenzó desde un rudimento informe y creó el huevo, en el cual aún no está la apariencia del animal. De ello surgió la apariencia del ave en su totalidad, a medida que el efecto de la madurez avanzaba poco a poco. Y así, cualquier cosa que haya sido embellecida por la naturaleza con variados adornos, sin duda comenzó desde lo simple y de este modo fue transformado por medio de la añadidura de cierto desarrollo. Por lo tanto, el huevo fue creado simple a la vista y con una apariencia similar por todas partes, y de él, la variedad de los adornos de los que resulta la especie del ave fue completada. Pues así como los elementos surgieron primero y, de esta manera, de la mezcla de ellos los demás cuerpos fueron creados, del mismo modo las razones seminales que están en el huevo, si acaso se me permite esta expresión, han de ser consideradas como si fueran elementos de la gallina. Y no de modo inoportuno he comparado el huevo con los elementos de los que está hecho todo, pues en todo el género de seres vivos que nacen del coito encontrarás que el huevo es el principio de algunos, al modo del elemento. Y los seres vivos, o bien caminan o se arrastran, o viven nadando o volando. Entre los que andan, los lagartos y otros semejantes nacen de huevos; los que se arrastran tienen su origen en huevos; todos los que vuelan surgen de huevos excepto uno que es de naturaleza incierta (pues el murciélago, aunque ciertamente vuela con sus alas membranosas, no debe ser clasificado entre las aves, ya que anda en sus cuatro patas y da a luz a crías formadas y alimenta con leche a los que engendra); y los que nadan casi todos nacen de huevos de su género, el cocodrilo incluso con cáscara, al igual que los voladores. Y para que no parezca que he exaltado en demasía el huevo con el nombre de elemento, consulta a los iniciados en los rituales del padre Baco: en ellos, el huevo es adorado con tal veneración, que, a partir de su forma torneada y casi esférica, y cerrada hacia todas partes, conteniendo dentro de sí la vida, se le ha llamado el “simulacro del mundo”. Consta, en efecto, según consenso de todos, que el mundo es el principio de cuanto existe.

Que venga el que pretende que la gallina es lo primero, y que contra estas palabras intente armar su defensa. El huevo no es ni el inicio ni el fin de aquello de lo cual es huevo. Pues el inicio es la simiente; el fin, el ave ya formada; pero el huevo es el resultado procesado de la simiente. Por lo que, al provenir la simiente del animal y el huevo de la simiente, el huevo no pudo ser antes que el animal, así como no puede haber digestión de un alimento antes que haya quien lo coma. Y decir que el huevo se hizo antes que la gallina es como si alguien dijera que la matriz se hizo antes que la mujer. Y quien pregunta “¿Cómo pudo existir la gallina sin el huevo?” se parece al que pregunta “¿De qué modo podrían los hombres haber sido hechos antes que las partes pudendas de las cuales se procrean los hombres?”. De donde se sigue que, así como nadie dirá correctamente que el hombre es de la simiente, sino que la simiente es del hombre, así también, no que la gallina es del huevo, sino que el huevo es de la gallina. Además, si aceptamos, tal como lo dijo la parte contraria, que las cosas que existen han tomado un principio en el tiempo, la naturaleza primero formó completo a cada uno de los animales, y luego les otorgó una ley perpetua para que continuara la sucesión por medio de la procreación. Y en testimonio de que desde el principio han podido existir seres completos, hay incluso ahora no pocos seres vivos que nacen completos de la tierra o del agua, como en Egipto los ratones, como en otros lugares las ranas y las serpientes y otros parecidos. Pero he aquí que los huevos nunca son procreados de la tierra, porque en ellos no hay ninguna completitud; y en cambio la naturaleza forma cosas completas y los huevos proceden de ellas, como las partes de la totalidad. Y para que pueda conceder que los huevos son las simientes de las aves, veamos qué atestigua la definición de los filósofos acerca de la simiente misma, que dice así: la simiente es la reproducción encaminada hacia la similitud de la cosa de la cual aquélla deriva. Pero no es posible encaminarse hacia la similitud de algo que aún no existe, así como tampoco la semilla emana de aquello que aún no existe. Por lo tanto, en el origen primero de las cosas, hemos de comprender que, junto con los demás seres vivientes que sólo nacen de la simiente, de los cuales no se discute que hayan existido primero que su simiente, también las aves han nacido completas con la naturaleza como artesana; y que, puesto que el poder de engendrar está latente en cada ser, de éstos proceden ya los modos del nacer, modos que la naturaleza ha transformado en pro de la diversidad de los seres.

Aquí tienes, Evangelo, lo que puedes tomar por cada lado, y disimulada por un momento la burla, piensa cuál seguirás.